ADRIANO STARING, O.CARM
“La alegría no es una virtud, es un efecto del amor” - Tito Brandsma.
“Apuntes para un retiro”.
Un proverbio francés dice: “Un santo triste no es probable que sea un santo”. De niño la salud de Tito Brandsma fué muy precaria. Sufrió cuatro veces hemorragias estomacales, como resultado de esto estuvo cuatro veces a las puertas de la muerte. Los últimos años de su vida sufrió serias enfermedades. Normalmente aquellos que padecen de estómago se vuelven hipocondríacos, esto no le sucedió a Tito Brandsma. Muchos testigos lo confirman. Su hermana dice: “Durante su enfermedad, siempre estuvo feliz y de buen humor” (Sumario I, Pág. 33). Cuando estuvo estudiando en Roma también tuvo hemorragias. Su compañero de estudios P. Luis van der Staaij lo confirma: “En Roma era un paciente feliz y hablaba de forma normal (Sum 1 Pág.. 48). Su amigo el P. Alberto Grammatico dijo: “Me sonreía serenamente, como un santo”. (F. Valline “Un periodista mártir“, Pág.. 66).
Poseía un gran autocontrol, pero no sólo en su vida diaria sino también ante la enfermedad y el sufrimiento físico. Incluso en aquellos momentos demostraba tener buen humor” (Sumario I Pág. 203). Un carmelita que fué su compañero afirmó: Aún ante el fracaso y la oposición, permanecía alegre y sereno (Ibid Pág. 65).
En la vida diaria la gente le encontraba invariable. La profesora Cristina Mohrmann afirma: La gratitud que demostraba por la fé revela por sí misma una alegría constante ( Proceso pa. 66). “Siempre estaba de buen humor, era cordial y espontáneo “ (Ibid), “Siempre estaba de buen humor” (Ibid 77) Joseph de Boen dejó este testimonio “Yo estaba particularmente sorprendido por su alegría. Su gratitud por la fé demostraba por sí misma una gran alegría aunque, por naturaleza, no poseía un carácter ingenioso feliz. (Sum p. 100) El obispo Martín Jansen tiene esto que decir: “Sobre todo poseía una gran alegría y un optimismo increíble” (Proceso n 116).
La alegría del Padre Tito se revelaba particularmente en su cordialidad y afabilidad. Siempre era cordial y amable cuando le visitamos. Siempre era cordial, espontáneo y muy sencillo (Sumario Pág. 34 G de Boer). “El servidor de Dios buscaba la perfección a través de la simplicidad y la cordialidad con los que le rodeaban (Proceso 64 a. Bernard Woltring). Siempre era afable (Ibid 64 Anna Kersten). “Era excepcionalmente afable y cortés (Ibid n 89 Florentino Haagen Orden Carmelita). Su virtud más destacable era la amabilidad. (Ibid 64 Rafael Gooijer O. Carmelita).
El biógrafo del P. Tito. H.Aukes, “pinta” el retrato siguiente del P. Tito: “Yo le considero, sobre todo, un hombre de espiritualidad evangélica, alegre, leal, caritativo... Creo que “bondad” es la palabra que mejor describe su vida. Nos recuerda al primer Santo frisón, Ludger cuya segunda vida le describe así: “Agradable en su forma de ser y poseedor de una sorprendente humanidad, hacia que sus enseñanzas fueran aceptadas en todas partes (Sumario Pág. 150-151).
“ALEGRÍA EN PRISIÓN”
Todos los testimonios citados anteriormente, nos relatan la vida del P. Tito antes de su martirio. Pero semejante alegría y felicidad fueron también las características de los seis meses de prisión y la vida en el campo de concentración.
Un coronel protestante, A.F. Fogteloo, que estuvo en con el P. Tito en la prisión de Scheveningen y en el campo de concentración de Amersfoort después de describir las crueles condiciones de la vida en la prisión continua: “Me sorprendía mucho cuando se abría la puerta de la celda en la que estaba Tito Brandsma y dentro se encontraba un hombre feliz. Su rostro estaba radiante su mirada amable y agradecida me impresionó mucho. Siempre le ví de buen humor (Ibid p 258) Para dar una descripción de su comportamiento tanto en la prisión de Amersfoort como en el campo de concentración, diré: “Lo más notable era su bondad, su docilidad y su aspecto radiante. Cuando alguien en su situación, es como él , debe ser un hombre, espiritualmente hablando, fuera de lo corriente. Sus ojos eran extremadamente dulces, era muy alegre. Era muy bien educado, dada su formación religiosa y su carácter delicado. El modo en que alentaba a los que venían a él, su sonrisa cordial y comprensiva, proporcionaba calor a las almas heladas (Ibid Pág. 257).
Otro compañero dijo: “Respecto a su estancia en Scheveningen puedo testificar que “el servidor de Dios” siempre poseía una actitud alegre y feliz “ (Ibid Pág. 262 P. Verhulst).
El mismo testigo relación el comportamiento del P. Tito en el campo de concentración de Amersfoot (12 de marzo 28 Abril 1942) “Siempre estaba contento, nunca le oí refunfuñar o quejarse” (Ibid p 264). Todos los prisioneros estaban de acuerdo con esto.” El servidor de Dios siempre estaba de buen humar y nunca hablaba de sí mismo. Como buen católico Tito poseía una alegría natural y sincera”. (Ibid p. 270,271). El sacerdote P. Aalders afirma: Su aspecto testificaba también su alegría interior, yo, puedo verificarlo. Era el hombre más afable del campo y todos tenía acceso a él (Ibid 285-286) Cuando se le saludaba fugazmente siempre sonreía y estaba feliz. Bajo sus gafas, sus ojos brillaban llenos de bondad, cordialidad y alegría. Retuvo esta serena amabilidad todo el tiempo que permaneció en Amersfoot” Un doctor luterano P. Ronge testificó: “Su tranquilidad era plena. Siempre estaba de buen humor (Ibid p 298) Un doctor que no pertenecía a ninguna religión dijo: Bajo cualquier circunstancia mantenía una tranquilidad alegre “ (Ibid p. 308 J. Borst.) Otro compañero de prisión comentó: “Estaba muy agradecido pos su fé y su vocación. Deduzco esto ya que él siempre estaba de buen humor y feliz. Le daba un sentido sobrenatural a nuestro encarcelamiento” (Ibid p. 310-311 J. Siegmund)
Jan van de Mortel, sin embargo anotó que los momentos difíciles del P. Tito no pasaron desapercibidos para él: “Nunca estaba de mal humor, era muy equilibrado un nunca planteaba dificultades a los demás. Físicamente sufrió muchísimo a causa de la cruel vida en el campo de concentración y el trato inhumano. Intentó que nadie se diera cuenta pero muchas veces estaba inmensamente triste, no por sí mismo sino porque había personas que hacían sufrir a otras personas. Su humor no variaba.
En realidad, en vez de volverse duro se volvió más dócil. Siguió siendo optimista (Sum II p 521). En la prisión de Scheveningen (28 Abril 16 de Mayo de 1942) donde Tito compartió su celda con dos jóvenes protestantes se afirma: Sentía un profundo agradecimiento por su fé y su felicidad (Sum I p 320).
“La alegría que brillaba en la cara del P. Tito impresionó a los guardianes y también a mí mismo. Siempre estaba de buen humor y se interesaba mucho por los otros prisioneros. Su serenidad y alegría, su modestia y bondad me impresionaron. Sabía muy bien que nunca recobraría la libertad pero estaba resignado y a veces incluso contento” (Ibid Pág. 325 327)
En la prisión de Kleve, en Alemania donde Tito esperaba su traslado a Dachau (16 de mayo al 13 junio 1942) mantuvo la misma actitud. El capellán de la prisión, Ludwig Deimel nos da su testimonio: “Su actitud era de calma, serenidad, alegría y amabilidad. Ese agradecimiento esa paciencia que poseía no requerían ningún esfuerzo por su parte. Durante su estancia en Kleve, cuando todos los intentos para su liberación fracasaron, no mostró el más mínimo signo de desilusión, desaliento, depresión o desesperación. Permaneció sereno agradecido y con una plena confianza en Dios (Ibid, p. 325-327).
Un compañero de prisión holandés testificó: “Siempre estaba de buen humor, contento y lleno de resignación hasta un extremo que yo pensaba “Si este hombre no es santo nadie puede serlo”.
Sus virtudes más notables eran la alegría y el espíritu de oración. Su gratitud por la fé revelaba el hecho de que él era feliz por poder sufrir por Nuestro Señor. Más de una vez le oí decir “Estamos en las manos de Dios” (Ibid p. 341-342 R. de Groot).
“EN DACHAU”
19 de Junio-26 de Junio 1942.
En el campo de concentración de Dachau el P. Tito conoció al P. Rafael Tijhuis de la Orden Carmelita. A pesar de las circunstancias, el P. Tito podía, todavía, estar de buen humor:
Si alguien le preguntaba si había sido golpeado, el contestaba sonriendo: “Para ese hombre, golpear es su oración matutina” Cuando acababa (de entender su pies hinchados) y le ayudaba a levantarse, me golpeaba en el hombro con una sonrisa y me decía: “Ahora, hermano, soy un hombre de nuevo”. Su gratitud por la fé se hacía patente en su alegría constante y su felicidad. Nunca le ví enfadado o llorando, a pesar del terrible trato que tenía que soportar. Siempre estaba feliz y de buen humor (Ibid p. 356, 362, 364). Sus compañeros de prisión están de acuerdo: “Siempre estaba feliz y de buen humor” (Ibid p. 370 Rev. J. Lemmens) “Nunca le oí quejarse. Siempre estaba feliz y de buen humor y era un apoyo para los demás (Ibid p. 372 Alabanzas de la Orden Capuchina). “Sin embargo, siempre estaba de buen humor, equilibrado y feliz, lleno de tranquilidad y paz interior, lleno de serenidad espiritual. Tenía sentido del humor, era un bromista pacífico” (Ibid p 282, 383, Rev H. Kuyper) “Siempre estaba de buen humor y feliz. Su confianza en Dios se revelaba a través de su alegría, buen humor y por su maravillosa paciencia y tolerancia” (Ibid p. 390 Rev. J. Rothkrans). J. Overduin un ministro Protestante atestiguó “Todavía puedo ver al profesor Brandsma, nuestro hermano que se dedicaba sinceramente a Cristo, aún mientras estaba en el baño por última vez. Cansado y agotado, demacrado, con las piernas hinchadas pero fuerte su espíritu siempre amable y contento en el Señor (Ibid II p. 546).
Incluso durante su última semana de vida, en el hospital del campo permaneció calmado y sereno. La enfermera que le administró la inyección fatal atestiguó: “Siempre estaba contento”. La mayor parte de los prisioneros se preocupaban de sí mismos y sólo pensaban en ellos, pero el Servidor de Dios, estaba siempre alegre y era el consuelo de todos y particularmente el mío (Fasciculus reservatus p. 5 n, 61, 626).
“LA ALEGRÍA EN LOS ESCRITOS DEL P. TITO”
La alegría, dentro de su sufrimiento, aparece ya en las páginas de su diario escrito durante la primera semana de su detención en la prisión de Scheveningen (23 de Enero- 28 de Enero 1942): “Allí existe un contraste de principios, pero para defenderlos sufriré lo que sea necesario con alegría. Mi vocación por la Iglesia y mi sacerdocio me han enriquecido con muchas cosas agradables y alegres, acepto con mucho gusto todo aquello que pueda parecer desagradable. Oh bendita soledad, me siento como en casa en esta celda. Hasta ahora no me he aburrido, por el contrario me siento loco de felicidad porque El, en su grandeza, me ha permitido encontrarle de nuevo, sin que mi ser pueda ir a los hombres ni los nombres venir a mí. El es mi único refugio, me siento protegido y feliz. Me quedaré aquí para siempre si El lo quiere así. Rara vez he estado tan feliz y contento” (Sumario II, p. 500, 504).
En su conocido poema del 12-13 de Febrero de 1942 escribió: Preveo una copa de sufrimiento
que acepto por amor a tí
Deseo seguir tu camino de penas
el único para llegar a Ti, lo sé. En la primera carta que escribió en prisión, 12 de febrero de 1942, explicaba: “Estoy muy tranquilo, feliz y contento y estoy empezando a acostumbrarme a esto. Por favor, hacerle saber al Dr. de Jong (Arzobispo de Utrecht) que no se mezcle o se relacione con los problemas que me puedan suceder. Yo sufro aquí con alegría y estoy bien” (Ibid 511-512). El 5 de marzo escribió: “No tengo que llorar, incluso canto un poco a mi manera, y naturalmente no demasiado alto” (Ibid p. 512-14).
“EL SECRETO DE SU ALEGRÍA”
Para algunas personas regocijarse con el sufrimiento podría ser una tendencia masoquista, de las citas anteriores se desprende claramente que en el caso del P. Tito era una cuestión completamente diferente. El P. Tito aceptaba los sufrimientos, pero no los buscaba: Los aceptaba de las manos de Dios y con otro propósito. En el poema que escribió en Scheveningen dirigía su mirada a Jesús: Mi alma rebosa de paz y luz
aunque con dolor, esta luz brilla.
Aquí guardián de tu seno
mi corazón anhela encontrar el descanso Allí.
Su felicidad provenía de su amor a Cristo que sufrió por amor a nosotros. Consolaba a sus compañeros de prisión de este modo: “Esto es sólo algo insignificante comparado con lo que Cristo sufrió por nosotros” (Sumario I, p 340-42 R. de Groot) “Nuestro Señor sufrió más por mi” (Ibid p. 363 R. Tijhuis).
El amor de Dios para con nosotros se expresó en la Pasión de Cristo a causa de nuestros pecados. Nuestro amor para con Dios se expresa en el amor a nuestro prójimo, incluso a nuestros enemigos y a los pecadores, y también se expresa soportando todos los sufrimientos en unión con la Pasión de Cristo. La alegría no emana del sufrimiento sino del amor. Esta era la causa de la alegría y la felicidad que el P. Tito mostraba a sus semejantes, la razón de su cordialidad y afabilidad para con sus enemigos e incluso para sus crueles guardianes. “El era el hombre más afable de todo el campo y accesible para todos. Era el más amable de todo el campo. No hablaba mal de los alemanes” (Ibid p. 286-284 Rev. J Aalders) En Amersfoort se le juzgaba como el hombre más amable del campo. La razón de su alegría queda explicada en algunos de sus escritos.
“La locura de la cruz. Nuestro amor debería ser proverbial. No demos permitir que nadie nos sobrepase en amor. Esta es la primera, la suprema, la virtud divina. Nuestro modelo es Cristo sangrando en la cruz con cientos de heridas. La persona que desee conquistar el mundo con ideales superiores, debe entablar batalla con esto. Al final el mundo sigue a la persona que tiene valor, que tiene el valor de hacer lo que uno solo no se atreve a hacer. Pero la batalla con el mundo es dura: condujo a la muerte de Cristo en la cruz.”(Notas para un retrato)
Considera la vida como el camino de la cruz, pero lleva la cruz en tus hombros con alegría y valor, porque Jesús con su ejemplo y la gracia la hizo ligera” (Ibid).
Sigamos a Jesús por el camino real de la cruz. Llevemos su cruz, pero no sin ganas, como hizo Simon de Cyrene, sino con ilusión y alegría porque somos sus hijos reales (Via Crucis).
No hay que servir a Dios con la vista, hagámoslo aparente con alegría y buen humor que es verdad que “mi yunta es agradable y mi carga ligera”. Muestra un rostro alegre, considera las penas como una luz más alta, que se convierta en una elección y una razón de alegría. La alegría no es una virtud sino un efecto del amor (Notas para un retrato).
Desde el pesebre hasta la cruz, el sufrimiento fué todo de Cristo, así como la pobreza y la incomprensión. El empuje de su vida fué enseñar a los hombres como Dios valora el sufrimiento la pobreza y las equivocaciones de los hombres, justo lo contrario de la falsa sabiduría del mundo. El sufrimiento, es el camino al cielo. !Ah! si tuviéramos, incluso hoy, conciencia del varo que Dios guardó para nosotros en el sufrimiento que nos envía. El que es infinitamente bueno! (Introducción al libro “Het lijden vergoddelijkt de A.A Tanqueray).
El viernes Santo de 1943, en el campo de Amensfoort, el P. Tito dió una conferencia sobre el misticismo de la Pasión que dejó una impresión duradera. En las breves notas que había preparado se lee: “En este día: una actitud amable y agradecida con una representación viviente de la Pasión de Cristo en unión con nuestro sufrimiento. Dios para nosotros, Dios con nosotros, nuestro ejemplo. Dios en nosotros, nuestra fuerza. Puedo hacer todo para El que me conforta”. (H. Aukes, Het leven van Titus Brandsma p 240-241).
EL sacerdote J. Aalders, dejó una descripción de la conferencia: “Después de una presentación instructiva, Tito empezó a hablar de argumentos muy profundos que conmovían nuestros corazones. La conferencia se convirtió - y no podía ser de otro modo en Viernes Santo- en una meditación de la Pasión de Cristo de que su corazón estaba lleno”. El corazón habla al corazón. Las palabras salían espontáneamente de su corazón provenían del amor por su salvador que ardía allí. Se podía oír el ruido de un alfiler al caer en las barracas. Incluso los comunistas estaban escuchando con interés. Se les había predicado, alguna vez, el amor con una convicción tan grande? (Sumario p. 293-294).
Durante los últimos días de su vida, pasados en el hospital de Dachau, la enfermera que le dió el “golpe de gracia” afirmó que la mayoría de los sacerdotes no valían nada. El P. Tito replicó con un dicho de St. Teresa, que los mejores sacerdotes no son siempre los que están en los púlpitos y pronuncian sermones maravillosos, sino que los mejores sacerdotes son los que tienen que sufrir y ofrecer sus sufrimientos por los pecadores. Añadió que estaba contento porque podía sufrir” (Fas. riservatus p. 4n 60 b).
Mucha gente mantenía que el P. Tito Brandsma no sólo era experto en historia y doctrina mística, sino que él conocía la vida mística y los deleites de la unión mística por experiencia personal (cf. A. Starin “Tito Brandsma y el Misticismo de la Pasión en el Carmelo 28 [1981] p. 213-225). Aquí también tenía algo que decir: “Demasiadas personas piensan que el misticismo es algo agradable y tranquilo sin pensar que Dios busca nuestra unión por el camino del sufrimiento del desprecio y de la muerte. El verdadero misticismo lleva al Calvario para finalizar en el descanso de una muerte cercana en el corazón sangrante de Jesús y el abrazo con la cruz (Introduction to Briev en extasen der Dienaresse Gods Gemma Galgans by P. Bonifacio C.P).
Durante toda su vida el modelo que siguió el P. Tito que la Virgen María. Como hijos de María con el deseo de estar conforme con ella y de este modo con Dios como ella fué. Con ella estamos al pie de la cruz para compartir la muerte sacrificada del Señor y para seguir viviendo mientras nos llega la muerte en compañía de nuestra madre, guiados y ayudados por ella, únicamente en Dios y para Dios (“Introducción a los Carmelitas” por Juan de San Sansón).
En su testamento escribió: “En la muerte me uno a la muerte de mi Redentor y me coloco en el lugar de María al pie de la cruz de mi Señor. Cantaré las gracias de Nuestro Señor para siempre (Proceso Diocesano doc. 9).
El significado completo del sufrimiento humano fué resumido por Tito en una sencilla frase que fué parte de un capítulo de la comunidad: “Fuimos creados para la alegría”.
Traducido por Redemptus María Valabek O.Carmelita.