Frei Fernando Millán Romeral O.Carm.
Dado que este tercer número de nuestra revista Fonte está dedicado a esa polaridad que activa y dinamiza toda nuestra vida cristiana: pasión por Dios y pasión por la humanidad o, si se quiere, contemplación y compasión, no podíamos por menos que dedicar una reflexión a la figura espiritual del P. Tito Brandsma, carmelita holandés muerto en el campo de concentración de Dachau en 1942 y beatificado por el Papa Juan Pablo II en 1985.
Para que el P. Tito no quede ausente de este conjunto de trabajos y reflexiones sobre esta cuestión, hemos decidido ampliar, completar y matizar un artículo que ya publicamos hace algunos años en la revista Escapulario del Carmen[1] y posteriormente con algunos añadidos y notas a pie de página en Carmelo Lusitano[2].
En el lenguaje popular se suele aplicar la expresión "es muy humano" a aquella persona que destaca por su sencillez, por su cordialidad, por su cercanía a sus semejantes en los momentos tristes y alegres, por su solidaridad con la persona que tiene al lado.
Muchos santos de la Iglesia Católica han destacado por su vida de ascetismo o quizás por su capacidad de renuncia, por su observancia ejemplar o por haberse retirado a una vida de oración y soledad, de penitencia y de sacrificio. Pero hay también otra categoría de santos más "cotidianos", más cercanos a nuestro propio vivir de cada día, más "humanos"...
Pensemos que el P. Tito llega a Roma en octubre de 1906 para ampliar sus estudios y que, escasamente un año más tarde, Pío X publicaría la célebre Encíclica Pascendi dominici gregis en la que se condenaban los errores modernistas, encíclica que había venido precedida del Decreto Lamentabili del Santo Oficio (julio de 1907)…
*Na íntegra. Clique aquí…
[1] F. MILLÁN ROMERAL, El Padre Tito Brandsma... la santidad de la humanidad: Escapulario del Carmen 89 (1992) 200-204, 253-255, 329-332, 352-356.
[2] F. MILLÁN ROMERAL, El Padre Tito Brandsma... la santidad de la humanidad: Carmelo Lusitano 10 (1992) 33-50.